“Si nos dejan ir, se olvidan de trabajar toda su vida; si no, habrá grandes consecuencias para la Policía Federal”, advirtió El Chapo Guzmán
México.— “Jefe… ¡Tenemos aquí a Joaquín Guzmán Loera!”. Estas palabras marcaron el inicio del desenlace de la búsqueda del narcotraficante más buscado del mundo. Era el 8 de enero de 2016, y el comisario Raúl Castillejos Solís, de la División de Seguridad Regional de la Policía Federal, recibió una llamada que definiría su carrera.
Desde su oficina en la Ciudad de México, Castillejos coordinó la fase final de la Operación Tiburón Azul, el protocolo activado tras la fuga de Guzmán Loera del penal de máxima seguridad de El Altiplano en julio de 2015. El esfuerzo culminó en una carretera cercana a Los Mochis, Sinaloa, cuando tres agentes federales detuvieron un vehículo Focus rojo en el que viajaban el capo y su lugarteniente, Orso Iván Gastelum Cruz, alias “El Cholo Iván”.
Una captura llena de tensión y amenazas
Al ser detenidos, Guzmán y Gastelum ofrecieron sobornos y lanzaron amenazas contra los agentes, quienes mantuvieron su profesionalismo y rechazaron cualquier intento de corrupción. “Si nos dejan ir, se olvidan de trabajar toda su vida; si no, habrá grandes consecuencias para la Policía Federal”, advirtió Guzmán. Los oficiales actuaron con valentía y trasladaron a los detenidos a un motel para protegerlos de un posible intento de rescate por parte del crimen organizado.
El protocolo y la coordinación: claves del éxito
La detención no fue un hecho fortuito. La Operación Tiburón Azul involucró a todas las divisiones de la Policía Federal, coordinadas por Castillejos Solís, quien también recibió apoyo de la Secretaría de Marina. En su momento más crítico, los tres agentes federales tomaron la decisión de refugiarse en un motel, lo que permitió ganar tiempo para que llegaran los refuerzos.
En el motel, Guzmán fue fotografiado como prueba de su captura, una imagen que fue enviada al comisionado general de la Policía Federal, Enrique Galindo Ceballos. La segunda fotografía, solicitada por el propio Galindo, mostraba al capo sentado en la cama de una habitación. Castillejos, desde la Ciudad de México, orquestaba cada paso del operativo, cerrando carreteras y activando protocolos para garantizar el traslado seguro del detenido.
La cadena de mando y el reconocimiento presidencial
La información sobre la captura llegó rápidamente al presidente Enrique Peña Nieto, pasando por el comisionado general, el comisionado nacional de seguridad Renato Sales y el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong. Al día siguiente, los tres agentes responsables de la captura fueron trasladados fuera de Sinaloa bajo un estricto código de silencio para proteger su identidad.
El comisario Raúl Castillejos Solís recibió un reconocimiento por parte del presidente durante la celebración del Día de la Policía Federal. “Avalo en todo momento la decisión que tomaron mis compañeros; fue heroico”, expresó Castillejos.
Un legado de compromiso y valor
“Nada fue al azar”, enfatizó el comisario, destacando la importancia de la planeación y la ejecución precisa de cada etapa del operativo. Para Castillejos, esta captura representa el esfuerzo conjunto de todas las fuerzas de seguridad mexicanas y es un recordatorio del compromiso de la Policía Federal por un México en paz.
Con orgullo por su institución y el uniforme que porta desde hace más de dos décadas, Castillejos concluyó: “Los policías somos gente que queremos otro México. Hemos dado una gran batalla, y seguiremos trabajando para garantizar la seguridad de nuestra nación”.