Con profunda tristeza y recogimiento, la comunidad de Tepic se ha reunido en la Catedral para rendir homenaje y dar el último adiós a Monseñor Jesús Antonio Lerma Nolasco, quien partió de este mundo dejando un legado de fe y servicio en la Iglesia Católica.
Desde su fallecimiento, los restos mortales de nuestro hermano en Cristo han permanecido en vela en la Catedral, lugar donde miles de fieles han acudido a expresar su dolor y a ofrecer oraciones por su alma. En este momento de luto, la comunidad cristiana se ha unido en un fervoroso llamado a la misericordia divina para que el Señor reciba a Monseñor Lerma Nolasco en su reino eterno.
«Ofrezcamos nuestras oraciones, para que el Dios de la misericordia le lleve a gozar de su reino eterno», expresaron los fieles mientras se mantenían en oración ante el altar. La comunidad, en su dolor, recuerda la vida de servicio y devoción de Monseñor, quien fue un pilar espiritual en la región, guiando a las almas hacia el amor y la paz de Cristo.
A medida que se desarrollan las ceremonias, la petición común entre los asistentes es que el alma de Monseñor, y la de todos los fieles difuntos, descansen en paz por la gran misericordia de Dios. En palabras de los presentes: «Así sea».
Este acto de despedida no solo marca el fin de la vida terrenal de Monseñor Jesús Antonio Lerma Nolasco, sino también el inicio de un recuerdo perdurable en la memoria de aquellos que lo conocieron y fueron tocados por su ejemplo de fe. Que su legado de amor y servicio a la Iglesia continúe siendo una inspiración para las futuras generaciones.









