CONTRAPORTADA: Gustavo Ayón, el poder y el olvido a su pueblo

👨🏽‍💻La Opinión de Alejandro Almanza Aguilar✍🏼

La elección de Gustavo Ayón Aguirre como presidente municipal de Compostela generó grandes expectativas. Su trayectoria como deportista de élite y su fama como basquetbolista parecían prometer un liderazgo diferente, cercano al pueblo y enfocado en el bienestar de la comunidad. Sin embargo, los primeros pasos de su gobierno comienzan a despertar más dudas que certezas, sobre todo entre los ejidatarios del municipio, quienes ven con preocupación cómo el recién estrenado alcalde parece haberse olvidado de ellos.

El ejemplo más reciente es el desaire que Ayón cometió al no asistir, ni enviar representación alguna, a una importante reunión convocada por los líderes ejidales de Las Varas. Esta reunión, que tenía como propósito discutir y tomar decisiones trascendentales para la clase ejidal, contaba con la presencia del líder ejidatario Martín Mayorga, quien extendió una invitación formal al alcalde. La respuesta de Ayón fue la más preocupante: el silencio. No solo ignoró la invitación, sino que mostró un desprecio total al no enviar ni un solo representante de su administración al evento.

Los ejidatarios, que confiaron en Ayón y le otorgaron su voto para que los representara, ahora se sienten abandonados. Esa confianza, que fue depositada con la esperanza de que su alcalde estaría al servicio del pueblo, comienza a desmoronarse. Las voces de decepción ya se escuchan, y el descontento entre las comunidades ejidales de Compostela es palpable. La imagen de Ayón, el hombre del pueblo, parece diluirse cada vez más en una nube de indiferencia.

Es triste y desconcertante ver cómo una figura que generaba tantas esperanzas, parece sucumbir tan pronto al poder y al distanciamiento. Al “larguirucho basquetbolista”, como algunos ahora lo llaman, le ha bastado menos de un mes en el cargo para empezar a dar señales de que las promesas hechas en campaña podrían quedar en el olvido. ¿Acaso Ayón cree que gobernar es un juego de puntos y canastas? Porque en la vida política, el bienestar de la comunidad y el compromiso con las clases más vulnerables no pueden quedar en segundo plano.

Es evidente que Gustavo Ayón aún tiene tiempo para corregir el rumbo. El descontento de los ejidatarios y del pueblo de Compostela es un llamado de alerta que no debe ignorar. La cercanía con el pueblo no se demuestra solo en campaña, sino en el día a día, en cada decisión que afecta a quienes lo eligieron. Es momento de que Ayón baje de la nube en la que parece haberse instalado y regrese al terreno donde se juegan las decisiones importantes, las que verdaderamente impactan el bienestar de su gente.

Por el bien de Compostela y de su comunidad ejidal, esperemos que Gustavo Ayón recapacite y entienda que el verdadero poder no reside en los títulos ni en las posiciones de autoridad, sino en el servicio al pueblo que lo eligió.

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